COMPRANDO EN LA TIENDA, TE LLEVÁS 1 TÍTULO GRATIS AHORA PODÉS CONSULTAR POR AUDIOLIBROS
Todo fan de Howard Philip Lovecraft conoce esta leyenda a la perfección. Se trata de unas célebres palabras que escribió el Maestro en una carta y que unos aficionados, años después, usaron como epitafio en la lápida erigida como homenaje en el cementerio de Swan, donde yacen sus restos.
Desde aquellas palabras hasta el éxito que lo corona hoy en día han pasado muchos, demasiados años. Y la mayoría han sido años desperdiciados. No llegamos a conocer bien al Caminante de Providence hasta hace relativamente poco tiempo.
Yo soy Providence (Aurora Ediciones) no es la primera biografía de Lovecraft, pero, sin duda, es la más completa y definitiva. Hubo intentos anteriores, como la de Sprague Du Camp, donde deja al autor a la altura de un analfabeto funcional incapaz de atarse los cordones de los zapatos, y la de Michael Holluebecq, en al que el escritor francés aprovecha la figura de Lovecraft para justificar sus propias rarezas.
Yo soy Providence
Tal vez no haya nadie mejor que S.T. Joshi para escribir una biografía sobre el creador del Horror Cósmico, una persona por otra parte tan complicada que es un misterio en sí mismo. Es cierto que era una contradicción andante. Por un lado, se le acusaba de antisocial, pero tenía un gran grupo de amigos en Nueva York a los que se escapaba a ver en cuanto podía. Del mismo modo, se le acusa de misógino, pero tenía muchas amigas periodistas y no vacilaba en escribir junto a otras escritoras. También se dice de él que era un ermitaño intolerante al sol, pero en realidad prefería el clima cálido de las regiones de más al sur, como Florida, y adoraba el calor. El verdadero problema lo tenía con el frío, pero de eso apenas se habla.
A partir de su personalidad algo controvertida, aparecieron las leyendas urbanas en torno a este escritor. Pero Lovecraft era ante todo un hombre. No se consideraba el padre del Horror Cósmico ni era consciente de lo que había creado. Simplemente tomó elementos de autores que le gustaban, como Robert W. Chambers o Ambrose Bierce y animó a otros a hacer lo mismo, creando una cosmogonía llena de criaturas, dioses exteriores, lugares, cultos o libros prohibidos con una gran coherencia. A todos estos escritores se les llamó El Círculo de Lovecraft.
$3.392,50
$4.425,00
23% OFF
Plazo de entrega aproximado: En el día
Todo fan de Howard Philip Lovecraft conoce esta leyenda a la perfección. Se trata de unas célebres palabras que escribió el Maestro en una carta y que unos aficionados, años después, usaron como epitafio en la lápida erigida como homenaje en el cementerio de Swan, donde yacen sus restos.
Desde aquellas palabras hasta el éxito que lo corona hoy en día han pasado muchos, demasiados años. Y la mayoría han sido años desperdiciados. No llegamos a conocer bien al Caminante de Providence hasta hace relativamente poco tiempo.
Yo soy Providence (Aurora Ediciones) no es la primera biografía de Lovecraft, pero, sin duda, es la más completa y definitiva. Hubo intentos anteriores, como la de Sprague Du Camp, donde deja al autor a la altura de un analfabeto funcional incapaz de atarse los cordones de los zapatos, y la de Michael Holluebecq, en al que el escritor francés aprovecha la figura de Lovecraft para justificar sus propias rarezas.
Yo soy Providence
Tal vez no haya nadie mejor que S.T. Joshi para escribir una biografía sobre el creador del Horror Cósmico, una persona por otra parte tan complicada que es un misterio en sí mismo. Es cierto que era una contradicción andante. Por un lado, se le acusaba de antisocial, pero tenía un gran grupo de amigos en Nueva York a los que se escapaba a ver en cuanto podía. Del mismo modo, se le acusa de misógino, pero tenía muchas amigas periodistas y no vacilaba en escribir junto a otras escritoras. También se dice de él que era un ermitaño intolerante al sol, pero en realidad prefería el clima cálido de las regiones de más al sur, como Florida, y adoraba el calor. El verdadero problema lo tenía con el frío, pero de eso apenas se habla.
A partir de su personalidad algo controvertida, aparecieron las leyendas urbanas en torno a este escritor. Pero Lovecraft era ante todo un hombre. No se consideraba el padre del Horror Cósmico ni era consciente de lo que había creado. Simplemente tomó elementos de autores que le gustaban, como Robert W. Chambers o Ambrose Bierce y animó a otros a hacer lo mismo, creando una cosmogonía llena de criaturas, dioses exteriores, lugares, cultos o libros prohibidos con una gran coherencia. A todos estos escritores se les llamó El Círculo de Lovecraft.